A lo largo del siglo XVIII, muchos científicos cuestionaron la naturaleza del calor. Isaac Newton creía que el calor se transfería mediante las vibraciones de las partículas, mientras que Robert Hooke creía que el calor era una propiedad del cuerpo que surgía del movimiento de sus partes. Sin embargo, el primer contribuidor bien conocido a la historia de la medición del calor es Joseph Black, un médico y químico escocés. En 1761, al usar mediciones precisas, descubrió que la adición de calor al hielo en su punto de fusión o al agua en su punto de ebullición no da por resultado un cambio de la temperatura. Sus observaciones lo condujeron a ser el primer científico en distinguir entre temperatura y calor, lo que marcó el comienzo de la termodinámica.